Estamos en una época extraña, en la que la sociedad de polariza escudándose en en izquierdas y derechas. Así, vivimos un tiempo en el que las redes sociales se llenan de improperios e insultos al que no piensa igual que uno. Pero, ¿realmente hay alguien que piense exactamente igual que su vecino? Yo lo tengo claro: cada cual es cómo es y nada puede hacerlo cambiar. Y nada debe hacerlo cambiar, habría que decir.
Tratar de imponer nuestras ideas propias a terceros (o segundos, tanto da) es caer en la intolerancia más profunda. La que afecta al ser mismo de la persona. La que coarta lo único que realmente nos hace libres: la capacidad de pensar y tener nuestras idas. Porque las opciones a elegir nos las pueden coartar. Nos pueden impedir coger un camino u otro. Comprar tal o cual cosa también es sencillo de prohibir. Pero entrar en nuestras mentes e impedirnos pensar es imposible.
Sin embargo, en estos días, vemos cómo se trata de anular ciertas ideas e ideologías con el uso de la viole…
Tratar de imponer nuestras ideas propias a terceros (o segundos, tanto da) es caer en la intolerancia más profunda. La que afecta al ser mismo de la persona. La que coarta lo único que realmente nos hace libres: la capacidad de pensar y tener nuestras idas. Porque las opciones a elegir nos las pueden coartar. Nos pueden impedir coger un camino u otro. Comprar tal o cual cosa también es sencillo de prohibir. Pero entrar en nuestras mentes e impedirnos pensar es imposible.
Sin embargo, en estos días, vemos cómo se trata de anular ciertas ideas e ideologías con el uso de la viole…