Cuando hablamos de la Historia de Cádiz caemos, casi sin querer, en alabar a sus hombres y exaltar su grandeza. Pero la realidad no siempre es como queremos verla y, a veces, los gaditanos fueron tan cobardes como en otras valientes. Algo así fue lo que sucedió en 1596, cuando casi diez mil soldados ingleses y holandeses, bajo el mando del Conde de Essex entraron sin oposición en la ciudad. Las razones: la armada española contaba con 40 navíos para enfrentarse a las 170 velas enemigas y, pese al valor mostrado por Juan Portocarrero y el Marqués de Santa Cruz, nada se pudo hacer en el mar, teniendo las naves que replegarse a Puerto Real —donde terminarían siendo incendiadas para evitar que cayeran en manos inglesas—. Mientras, en la ciudad se preparaban para la defensa, repartiéndose las compañías, de unos 100 hombres, en los diversos baluartes bajo mando de oficiales de segunda que, sin embargo, mostraron el valor que le faltó a los gobernantes. Tan escasa fue la resistencia que l
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.