A días eternos, larguisimos, de esos que comienzan cerca de
las 5 de la mañana y terminan en horario indeterminado. Y hoy es uno de esos días,
es más, a esta hora y camino de Madrid para las Jornadas de Formación de Manos
Unidas, solo puedo decir que tengo sueño. Mucho, machismo. Cansado como solo
están cansado los que no están acostumbrados a estos madrugones. Pero, curiosidades de la vida, el cansancio
hace abrir los ojos y los oídos, quizá esperando no dormirse.
Así, por ejemplo, tres asientos por delante, cuatro
sevillanos típicos (patillas y pelo engominado, con aje y mucho “miarma”)
hablan de un multimillonario latino que vive en Estados Unidos y habla en ruso,
al que venden vino de Rioja. Detrás,
un matrimonio hindú viaja camino de Madrid con sus hijos. A veces les dicen
algo en inglés, con ese acento tan característico que me obliga a sonreír
pensando en la posible salida del armario de Raj en The Big Band Theory. Junto
a mi, otro matrimonio escribe en el ordenador, cada u…