Hoy pensaba haber hablado del
frío, porque ¡vaya!, los grajos vuelan bajos estos días, alguno hasta anda
mientras los humanos congelamos dedos. Pero ver la prensa de hoy me lleva a
pensar que también alguno anda con las ideas congeladas. Es el caso del Psoe
andaluz, que no se inquieta ante las elecciones y, lo que es peor aún, no se
inquieta ante la situación de atraso que sufre esta Andalucía nuestra tan
habituada a ser subsidiaria. Y te encuentras leyendo, ya sin sorpresa, como las
prácticas del reparto de los fondos de los EREs entre los amigos era algo más
que moneda común. Observas cabizbajo como se repartieron entre amigos y
familiares las ayudas europeas para la creación de empleo e inmediatamente lees
que el PSOE gaditano anda a la gresca.
Con Cabañas, señor todo poderoso y
representante máximo del caciquismo gaditano que arrastran los socialistas,
incapaces de renovarse para plantar cara a su actual rival popular. Y creo que
no miento si digo que el PP no ganará las elecciones andaluzas: las perdederá
el PSOE pese al voto cautivo-subvencionado. Y lo hará perdiendo con –quizá- uno
de los mejores candidatos (Griñán me parece un técnico que podría haber
cambiado cosas, y desde luego, me parece un político inteligente) frente a un
viejo señorito andalúz que dejó el caballo para patearse Andalucía, pero que lleva a su lado a uno de los políticos más
repudiados por todos: Antonio Sanz.
Aun así, el PP ganará. Y lo hará
porque el PSOE ha decidido que en esta huida hacia delante no va a renovar. No
aprovechará la crisis para solucionar errores ni dará entrada a gente nueva;
sino que repartirá los pocos cargos que le queden –y casi todos dentro del
propio partido- entre las viejas glorias que, habituadas a vivir al calor de la
hoguera del partido, ven en esta ola de frío electoral el final de una carrera
que ahora les deja a las puertas de la
nada y quedándose, tan solo, con aquello que lograron amasar durante demasiados
años en el poder. Claro que algunos, tejieron gruesos abrigos de lana para
combatir el frío durante ese periodo.
Lástima, al final, otra vez más,
el Psoe se congela esperando que cuando los vientos cambien y el calor derrita
el frío polar que los heló, vuelvan a la vida los viejos dinosaurios gaditanos.
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