Hoy tenía que entrar una nueva entrada sobre Pedro I, pero me lo salto porque estoy indignado. ¡Indignadísimo! Estoy por ir a sentarme en la puerta de la casa de Leire Pajín, porque señora ministra ¡esto no se hace! Vale que prohíban el tabaco en interiores y que no nos dejen dormir con los fumadores en la puerta de los bares. Vale que nos prohíban ir a 120 Km/h por las carreteras y que ahora llegue siempre tarde. Vale, incluso, que nos casquen una multa de 3000€ por lanzarle piropos a las féminas aunque esta sea la de uno. Todo eso puedo llegar a aceptarlo. Pero eso que aprobó ayer no.
Hablan de igualdad, de tratar a todos los colectivos por igual. De igualdad de género, raza y orientación sexual, pero marginan a aquellos con otra orientación gastronómica. ¿Prohibir vender bollería y bebidas en los colegios? Eso, señora ministra, no es trabajar a favor de la igualdad: es decirle a los críos gorditos –y yo lo fui, ahora soy gordo adulto- que ser gordo es un crimen, que es mejor que dejen de comer, se pongan a correr y adelgacen como sea porque son una peste para nuestra sociedad, tanto que se debe perseguir en los colegios. Y eso, acaba fomentando enfermedades mucho más peligrosas que la obesidad.
Prohibiendo, señora ministra, no se consigue terminar con la ¿lacra? de la obesidad infantil, solo conseguirán marginar aún más a quienes ya reciben insultos por el mero hecho de no ser gorditos. Muchos de ellos, además, lo son por constitución (o genética, que se llama ahora) y no por comer. Pero eso, claro, ya lo sabe usted como Ministra de Sanidad que es.
Así que hoy estoy indignado con este gobierno que en vez de preocuparse por la situación de nuestro país, se dedica a medidas tan absurdas como “gordofobas” en vez de tener una política coherente en sanidad y educación. Ya se sabe: mejor prohibir que enseñar, que si se enseña la gente puede pensar por sí sola.
Comentarios
Y prohibir (también las bebidas "gaseosas") los bollos en los colegios no va a evitar la obesidad infantil, sobre todo sino va acompañado de una educación alimentaría y si las mamás siguen comprando los bollos en la barraca de enfrente.
Dicho eso: se prohibe aquello ilegal y de consecuencias nocivas ¿realmente ser gordito con 12-13 años es un censurable? Así solo se consiguen niños y niñas intentando seguir unos canones de belleza igual de insanos: el de la talla 34
por favor, me gustaría poner un cartel muy grande que dijera:
SE PROHIBE PROHIBIR.