Me acosan. Lo sé, soy un escritor de éxito en ciernes. Soy tipo inteligente, guapo, humilde, sincero, cariñoso, con trabajo fijo, buena presencia, educación y saber estar. Todo un partidito, vamos. Pero me acosan, y el acoso me agobia. Porque no estoy yo para ser acosado, más bien para acosar. Pero puestos a acosar, acosemos bien. ¿Tan poco te intereso? Yo, que estaba halagado de ser acosado, aunque fueras tú quien me acosaba. ¿Por qué me haces esto? ¿Tan poco me merezco?. ¡Ay! Este mundo está cambiando demasiado rápido. Me acosan, sí, una cosa, que no está mal, acrecienta el ego el ser acosado, te hace sentir un Brad Pitt cualquiera -un poco loco en mi caso-, pero después de las últimas llamadas recibidas algo me inquieta... ¿A él también le acosarán a cobro revertido?
Ni Aragón, ni Cataluña, ni Valencia son entidades anteriores a la Edad Media. Hasta 1163, con Alfonso II, no se distinguirá entre reino y corona de Aragón. En la Corona tendrán cabida todos los reinos, condados y señoríos que guardan algún tipo de dependencia con el rey aragonés. Esta existencia de diversas entidades autónomas en muchos aspectos, solo es entendible desde la expansión territorial a costa de los reinos musulmanes del sur. En esa expansión los nobles irán recibiendo tierras y beneficios. Expansión que acabará chocando con la realizada por el condado catalán. Con respecto a Cataluña, entrará a formar parte de la corona después del casamiento de Petronila (hija de Ramiro II de Aragón) con Ramón Berenguer IV, conde de Cataluña, quien, a pesar de ejercer como tal, no toma el título real. Durante el siglo XIII la Corona de Aragón continúa con su política expansionista hacía el norte, pero tras el Tratado de Almizrad de 1244 y la derrota de Pedro el Católico en Muret,
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