Dice una máxima que si necesitas ayuda para algo, se lo pidas a alguien ocupado y no al ocioso. Pues desde ahora contadme entre los ociosos, porque ya no tengo tiempo de estar más ocupado. Ya he cubierto mis cuotas. Hasta el punto de haber perdido mis vacaciones anuales para poder cumplir con los nuevos compromisos adquiridos. Pero no me importa porque al menos tengo la posibilidad de devolver un poco de todo lo bueno que he recibido este último año. Y es cierto que esta nueva responsabilidad conlleva muchos problemas. El primero la obligación de ir a Madrid un día al mes. Y aún así, sabiendo que acabaré conociendo el AVE como si fuera mi propia casa, a pesar de tener que perder mis vacaciones, a pesar del trabajo que mensualmente me veré obligado a realizar desde casa, a pesar del miedo que me provoca adentrarme en esta nueva etapa de mi vida. Aún así intentaré dar lo mejor de mí, pues creo es mi obligación devolver algo -una mínima parte- de todo lo que la India, y sus gentes, ha aportado a mi vida.
Ni Aragón, ni Cataluña, ni Valencia son entidades anteriores a la Edad Media. Hasta 1163, con Alfonso II, no se distinguirá entre reino y corona de Aragón. En la Corona tendrán cabida todos los reinos, condados y señoríos que guardan algún tipo de dependencia con el rey aragonés. Esta existencia de diversas entidades autónomas en muchos aspectos, solo es entendible desde la expansión territorial a costa de los reinos musulmanes del sur. En esa expansión los nobles irán recibiendo tierras y beneficios. Expansión que acabará chocando con la realizada por el condado catalán. Con respecto a Cataluña, entrará a formar parte de la corona después del casamiento de Petronila (hija de Ramiro II de Aragón) con Ramón Berenguer IV, conde de Cataluña, quien, a pesar de ejercer como tal, no toma el título real. Durante el siglo XIII la Corona de Aragón continúa con su política expansionista hacía el norte, pero tras el Tratado de Almizrad de 1244 y la derrota de Pedro el Católico en Muret,
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