
Y puede que se pregunten el por qué de esta entrada enmarcada en Leyendas de Cádiz. Y la respuesta la encontramos en la Cantiga 368 de Alfonso X el Sabio. En ella se cuenta como Santa María del Puerto curó a una mujer que llevaba una culebra en el vientre desde tres años antes. La mujer, que vivía en Córdoba, junto a Santa María la Grande, pensaba que tenía una cobra en su interior y fue a Castilla buscando una solución. En sueños tuvo una visión que le dijo “cometes una locura al no ir a Silos, donde nos habitamos pues fuimos su abad”. Y la mujer cambió su destino y marchó al monasterio de Santo Domingo. Donde, nuevamente en sueños, le dijeron que todavía no había cumplido su romería y que debía ir a Santa María, el “puerto de la Señora verdadera”, al monasterio donde guardaba la Virgen (y del que desconocemos su situación) y estando de vigilia vio en sueños a Santa María que le dijo “Vaamos a Caliz atan toste que for'a madurgada, aa See que éste de Santa Cruz chamada, en que meu Fillo posto foy, ond' eu fuy prenada, e averás sauda ca nós tí rogamos” (Vamos a Cádiz tan pronto como sea de madrugada, a la Sede que se llama de la Santa Cruz, en la que mi Hijo fue puesto, del que yo fui preñada, y obtendrás la salud, ya que rogamos por ti).
Y así hizo la mujer, montó en barca con otros enfermos y se dirigió a la vieja Catedral de Cádiz, la que fue mandada erigir por D. Alfonso X. Y al llegar a ella gritó con sus acompañantes “Deus loamos E a Virgen, sa Madre, a que non á parella”, y dicho esto abrió la boca y de ella salió una serpiente roja y larga, como una anguila.
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