Pero la paz en la villa se vió pronto truncada y en 1261 (dice la leyenda, 1264 dice el historiador que soy), los mudejares descontentos se levantaron contra el domino castellano. La ayuda a los infieles llegó de las ciudades moras de Tarifa y Algeciras. Poco podían hacer frente al ataque los pocos cristianos que defendían el alcazar. Cuenta la leyenda que don Fortún de Torres, gentilhombre y alférez mayor de Jerez, defendió con la vida el pendón real de su majestad Alfonso X y habiendo sido mutilado de piernas y manos, mantuvo alzado el pendón real con ayuda de sus dientes y los ensangrentados muñones hasta que la muerte tuvo a bien librarle de tal carga. Mostrando el valor y el coraje de los caballeros castellanos, hijos de Dios y súbditos fieles del rey hasta la misma puerta de los infiernos.
Pero la paz en la villa se vió pronto truncada y en 1261 (dice la leyenda, 1264 dice el historiador que soy), los mudejares descontentos se levantaron contra el domino castellano. La ayuda a los infieles llegó de las ciudades moras de Tarifa y Algeciras. Poco podían hacer frente al ataque los pocos cristianos que defendían el alcazar. Cuenta la leyenda que don Fortún de Torres, gentilhombre y alférez mayor de Jerez, defendió con la vida el pendón real de su majestad Alfonso X y habiendo sido mutilado de piernas y manos, mantuvo alzado el pendón real con ayuda de sus dientes y los ensangrentados muñones hasta que la muerte tuvo a bien librarle de tal carga. Mostrando el valor y el coraje de los caballeros castellanos, hijos de Dios y súbditos fieles del rey hasta la misma puerta de los infiernos.
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