Hoy he vuelto a Roche. A sentarme en el porche de una parcela inundada. Disfrutando del sol con permiso de un cielo cubierto. He caminado por el pinar. Oliendo a hierba mojada, a tierra húmeda. Me he sentado en la arena de la playa, viendo el mar bravo protestar por el invierno. He soñado despierto con otros tiempos. Cuando nos sentábamos en grupo hablando de la semana vivida. He recorrido una a una las casas de mis amigos, ausentes. He recordado cada paso dado, durante tantos años juntos. Y al final he vuelto a casa, al porche, a ver la luna escaparse entre jirones esponjosos de nubes. Y la sonrisa ha espantado a la tristeza, a la melancolía. Están todos, escondidos en sus rincones adultos: Edimburgo, Paris, Madrid, Granada, Sevilla, Cádiz. No importa dónde estén. Estamos todos, cada uno sentado en el portal de nuestra casa, en la ventana abierta de nuestro ordenador y, de vez en cuando, nos acordamos de lo que somos, de quiénes fuimos. Y nos sentimos cerca de amigos que hace meses qu
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.