Buscar con ansias las cajas de regalos amontonadas en la butaca de papá, donde siempre ponían los míos. Y descubrir lo que aquel año me habían traído esos reyes tan cercanos que miraban soñolientos desde la puerta del salón: el tren eléctrico, el barco pirata, la caravana, el Hotel -¡cuantas horas no pasaría jugando con mis hermanos, con el juego sobre la mesilla de noche del cuarto!- y libros. Decenas de libros que siempre han formado parte de mis regalos.
Pero la ilusión se perdió y, este año, por muchos motivos, mi lista está vacía. No espero que sus majestades me traigan nada ni deseo nada. El único capricho que tengo me lo regalaré yo, y vendrá de lejanas tierras en su funda dentro de un par de meses, cuando el stock se recupere o el armero tenga a bien fabricarla. Mientras me conformo con ver la ilusión en los ojos de mis sobrinos, sabiendo que con ellos mis Navidades siguen vivas y que no puedo tener mejor regalo que escuchar sus gritos de alegría y asombro.
Felices Reyes
Comentarios
Por cierto, eso de "...o el armero tenga a bien fabricarla", me ha dejado con una gran intriga. ¿Eres cazador, jugador de airsoft, fumigador...?
Y no soy nada de eso, es que me ha dado por la esgrima antigua y la espada la tienen que fabricar, así que hasta que el armero (herrero) no la tenga lista no podré verla.
Y sí, como ves, no soy cazador, soy friki, jajaja