Cada uno de nosotros es lo que es gracias a su pasado. Todos tenemos recuerdos traumaticos en nuestras mentes que nos llevan a que hoy seamos como somos. Algunos dicen que soy petrarquistas, otros me llaman lugubre. Y tal vez lo sea, pero cuando ha mostrado tantos moratones como uno, al final, la muerte tiene que rondar por tu mente. Y el primero de esos traumaticos recuerdos se produjo en una habitación de sobra conocida por mí. No sé cuantas horas no habre pasado entre aquellas cuatro paredes. Pero, sin duda, aquel día no lograré borrarlo de mi mente. El Alemán había conseguido un nuevo juguete y quería enseñarmela. No recuerdo porque lo hizo, pero lo hizo. Estábamos allí, charlando tranquilamente. Creo que Cocom andaba con nosotros pero no lo puedo asegurar, las imágenes vienen a mí lentamente. El Alemán echaba mano al cajón y sacaba el arma. Una semiautomática negra, una Beretta tal vez. Me apuntó con ella y, sin mediar palabra, me disparó a bocajarro en el hombro. Aún hay veces
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.