Se acerca Hallowen, americanada donde las haya que lleva a los españolitos de a píe a disfrazarse como si se tratase de Carnavales –para eso ya tenemos nosotros nuestra gran fiesta pagana- y a desobedecer a nuestros papases pidiéndole caramelos a los desconocidos. Pero, saben, una fiesta tan feliz y hermosa como es la celebración de la muerte (¿qué sería de nosotros sin la Bella Señora?) tiene también en nuestra tierra hispánica sus propias celebraciones. Y una de ellas es la de “los pajaritos” arraigada en Conil de la Frontera no sé sabe muy bien porqué. En esa noche de meigas y muertos andantes, los bosques conileños se llenan de jóvenes y no tan jóvenes dispuestos a disfrutar de la primera noche de noviembre. Tiendas de campañas, sacos de dormir y risas iluminan la oscuridad reinante. En tiempos, esa noche los hombres jóvenes cazaban pajarillos, hoy los pájaros disfrutan de su libertad, mientras el alcohol corre por el manto aun verde y húmedo de los pinares. Hace muchos años que
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.