Se acabo. Llegué al final. Pedro Cabrón ya tiene su historia concluida, a la espera de terminar de corregir el borrador final y cambiar algunas cosillas. Pero la semana que viene estará en la mesa de la malvada editora -que ha tenido a mal no darme un plazo final y eso se nota, que no siempre se agradece-.
Pero ahora, con la historia concluida, leyéndola en papel porqué así me siento más cómodo para terminar de rematar la faena, me ocurre algo complejo de explicar: no quiero terminar. Es como si, terminado, la criatura se alejase de mí y me hará echarla de menos. Pese a todo, y con el cariño que le he cogido al bondadoso pirata gaditano, estoy seguro que seguiré escribiendo de él. Donde se verán sus historias: solo el destino y la editora lo saben. Por lo pronto, ya queda menos, y a inicios del 2010, Pedro verá su historia reflejada en el papel, en las librerías y, espero, en vuestros cuartos de baño -donde todos leemos, aunque lo neguemos.
Ahora sólo queda que mentes más brillantes que la mía, decidan que nombre ponerle a la criatura. Se aceptan sugerencias.
Pero ahora, con la historia concluida, leyéndola en papel porqué así me siento más cómodo para terminar de rematar la faena, me ocurre algo complejo de explicar: no quiero terminar. Es como si, terminado, la criatura se alejase de mí y me hará echarla de menos. Pese a todo, y con el cariño que le he cogido al bondadoso pirata gaditano, estoy seguro que seguiré escribiendo de él. Donde se verán sus historias: solo el destino y la editora lo saben. Por lo pronto, ya queda menos, y a inicios del 2010, Pedro verá su historia reflejada en el papel, en las librerías y, espero, en vuestros cuartos de baño -donde todos leemos, aunque lo neguemos.
Ahora sólo queda que mentes más brillantes que la mía, decidan que nombre ponerle a la criatura. Se aceptan sugerencias.
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jajajaja