Comenzar el viaje en Lugano fue una de esas grandes sorpresas que la vida te depara. La ciudad suiza se nos mostró luminosa ante su lago. Un paraíso mediterráneo en el centro de Europa. Rodeado de montañas, el sol y el calor, el ambiente y sus gentes te hace creer que continúas en Italia. No debemos olvidar que aun nos encontramos en la frontera de ambos países y en la parte italiana de Suiza. Fue allí, en una pequeña plaza, donde descubrimos una bebida que nos acompañó durante toda nuestra estancia en el país: la Rivella. Con un sabor difícil de explicar, y aun tomándose caliente. Un consejo. Acostúmbrense rápido al horario europeo. Comer a la hora española de la merienda, puede coincidir con la cena en el país. Y, aunque les resulte extraño, en esta zona del país aun pueden pedir pizzas. Lago de Lugano Pero no vamos a hablar de comida. No ahora. Suiza es el país de los lagos. El de Lugano os permitirá bañaros en sus aguas, dentro de la propia ciudad, y recorriendo alguno de los
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.