El Hetero llegó a la fiesta tarde de fin de año. Normalmente era puntual, pero aquel día no pudo llegar a su hora porque había vuelto a pelearse con María. Pese a todo, había acudido a su casa, se había arreglado y llegaba perfectamente vestido, con el pelo liso y rubio resplandeciendo bajo la luz de la lámpara. Sabiéndose el centro de la fiesta. En la casa estábamos ya todos y algunos más. Juanca fue presentándole a alguno de los nuevos, sonriendo cuando llegaba el momento de alguna chica. Y más parco en palabras cuando se trataba de los chicos. Pero el Hetero no tenía problemas y hablaba igual con los chicos que con las chicas. Y en esas estaba, hablando con el primo de Manolo: -Oye, ¿yo no te he visto a ti en bici?.. -No creo - Sí, sí, subiendo la Cuesta de las Calesas como si fueras el Indurain de la Caleta. -Que no, chaval, que no puede ser. -¡Joe! si te ví ayer. -¡Que no, coño! Dijo mostrándole la lesión que tenía en la pierna y que le impedía doblarla. El Hetero, avergonzado
Blog personal del historiador y escritor Javier Fornell. Un viaje por una vida pasada, futura e imaginada.