Noches de verano que jamás podré olvidar. En la playa, junto a la hoguera que entonces aún podíamos encender. Contando historias antes de bañarnos a la luz de la luna. Noches donde nos reuniamos todos, sentados en la arena, recordando lo hecho durante el día. Noches en las que el alcohol comenzaba a acompañarnos. Como en aquellas otras noches de verano, en el banco de la leona, recordando quién había estado con quién durante los días previos. Tomando cerveza mientras Alvaro sacaba su Danup o su zumo.
Noches de verano que luego tornaron a Conil y cambiaron para siempre, dejando atrás nuestra adolescencia y nuestra infancia. Que ocultaron las estrellas bajo el techo de las Carpas. Que silenció nuestras historias por el sonido de la música a todo volumen.
Y sueño con estrellas, con cielos limpios, con suelos de hormigón llenandose de cascaras de pipas. Con amigos y risas. Con limpieza de mente. Con una adolescencia que ya no existe.
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Como cantaba Sinatra: "Thanks for the memories"