Nunca he sido mucho de libros de autoayuda, y esta obra me ha confirmado lo que ya sabía: no hay forma de entender a un argentino que se cree psicólogo, o filósofo, no sabría definirlo. Y Bucay ha logrado que diga algo que jamás pensé que llegaría a decir: el Gordo me cae gordo. Quizá lo que ocurra es que no necesito este tipo de libros. Quizá, para mí, la autoayuda tenga que llegar de otra forma, desde mi propio interior y no a través de palabras y cuentos, más o menos bonitos, pero que no me dicen nada que ya no sepa. O, al menos, no me aporta nada nuevo. O quizá, lo que ocurre, es que no necesito ese tipo de ayuda. Y no porque no necesite ayuda, sino porque la autoayuda conlleva el auto. La unidad. La soledad. Y yo soy más de amistad, del nosotros que del yo. Aunque, he de reconocerlo, durante años he asumido que mi papel no era el de recibir ayuda, sino darla.
Dejar mi oído y mi hombro al servicio de los que me necesitaban. De los amigos que me necesitaban. Pero eso también me ha servido para aprender que libros como el de Jorge Bucay no ayudan a lograr la felicidad, más bien lo contrario. Una falsa sensación de bienestar que engañe la realidad, pero que deja viva la realidad. La autoayuda continua escondiendo la soledad, y mientras esta sigua viva ningún falso filosofo enriquecido por la venta de libros podrá solucionar el problema.
Comentarios
Para Ale los libros de Bucay están bien (yo no niego que algunos pasajes me hayan gustado) pero creo que este tipo de autoayuda no es para mí. Porque sigue siendo una ayuda solitaria.
Es cierto, como cuentos me han gustado. Pero como cuentos, aunque haya podido sacar algunas conclusiones positivas para mi vida.
El problema, creo, viene cuando hay gente que se aferra a estos libros como única salvación.
¿Como cuentos? Algunos son buenos
No soy mucho de bajar libros, pero en este caso haré la excepcion ya que no creo encontrarlo en físico.
saludos!
https://epublibre.mobi/