Porque cuenta la leyenda que el capitán amaba a su hija y la mimaba creyendo, tal vez, que al cumplir sus deseos cubriría su ausencia. La hija le pedía a su padre un espejo, y él le traía uno de cada viaje, tantos que al final la casa se cubrió de ellos. Pero, dice la leyenda, la madre sintió celos de la relación del capitán y su hija y aprovechando una larga ausencia envenenó a la niña. Cuando el padre regresó y se enteró de la muerte de su amada hija, se le rompió el corazón y, en ese preciso instante, el reflejo de la niña apareció en cada espejo de la casa. Dicen que la madre rompió a llorar y confesó su crimen y el padre marchó de la casa, para no volver jamás. Dicen que, desde entonces, los espejos que cubrían las paredes de la casa no volvieron a mostrar reflejo alguno. Dicen que, desde entonces, la niña vaga por la casa, de espejo en espejo, de cuarto en cuarto, esperando que su padre regrese con un nuevo espejo en el que reflejar su belleza.
Pero ahora, serán otros padres y otras hijas las que se miren en los espejos de la vieja casa...
Por cierto, que la leyenda ha dado lugar a una canción del grupo Saurom Landerth
Comentarios
Respoecto a la cancón, me temo que compartimos disgusto, pero es una prueba de que la leyenda ha pasado nuestras gaditanas fronteras, aunque no sea muy conocida en Cádiz