Ayer estuve a cometer un delito sexual contra una anciana. Lo reconozco. Sé que no está bien. Que ni siquiera debí pensarlo. Pero lo hice. Lo pensé, quiero decir, no cometí delito aunque ganas no me faltaron. Pero es que, a veces, uno no puede más, está a punto de explotar, viendo como aquellos que se unen a uno para trabajar por los demás, solo te tiran la pastilla al suelo para que te agaches. Y me temo que la fémina de edad avanzada es de esas.
Y eso que estaba contento, en gran parte de la mañana, hablando con Ana Mayi -la que algunos dicen es la “editora malvada”- de como debía volver más cabrón al Cabrón. Pensando en como podría desuavizar al personaje al que he suavizado por el cariño cogido. Y, saben, la sola mención de la fémina de marras me ha hecho saber como. La mala leche reconcentrada que se acumulaba en mí, escondida entre risas y grasas, ha salido a flote.
Mejor así, creo. Más vale reconvertir a Cabrón en el cabrón que dio origen al insulto que cometer delito sexual con la fémina de edad avanzada mandándola a tomar por culo. Y es que, en el fondo, esto de la escritura tiene sus cosas buenas.
Y eso que estaba contento, en gran parte de la mañana, hablando con Ana Mayi -la que algunos dicen es la “editora malvada”- de como debía volver más cabrón al Cabrón. Pensando en como podría desuavizar al personaje al que he suavizado por el cariño cogido. Y, saben, la sola mención de la fémina de marras me ha hecho saber como. La mala leche reconcentrada que se acumulaba en mí, escondida entre risas y grasas, ha salido a flote.
Mejor así, creo. Más vale reconvertir a Cabrón en el cabrón que dio origen al insulto que cometer delito sexual con la fémina de edad avanzada mandándola a tomar por culo. Y es que, en el fondo, esto de la escritura tiene sus cosas buenas.
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