
-Fuae, quillo, que de viento
-Tequipuí, es una brisilla de na’
-Fuuu... 'ira, 'ira,.... ¡como se mueve la ventana!
Y justo cuando la ventana sale volando sobre la piscina, lanzando cristales sobre las mesas del desayuno, alguien grita:
-¡To' quisqui al sótano...!
Aunque lo cierto es que, en solo cinco minutos, desalojaron todo el hotel. Porque, las cosas como son, cuando hay que huir aquí somos competentes y hasta el desayuno se montó en el parquin subterraneo ¡se iban a saltar la comida más importante del día!.
Desgraciadamente el paso de lo que quiera que haya sido –tornado o “un jartón de viento fuerte”- ha dejado daños colaterales. El miedo entre los que vivieron, pero también la caída de arboles. Entre ellos dos pinos centenarios de casa de mi tía. Menos mal que eran las 8,30 de un domingo y no había nadie por la calle, porque si la leve brisa fue capaz de arrancar a los dos pinos de raíz ¿que no hubiera hecho con un par de niños?.... A mi no me hubierá movido ni un poquito, que para eso llevo kilos de lastre, pero dicen que un gato apareció subido a la chimenea de la Capilla....
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