Se ríe, pero la tristeza esconde el brillo de sus ojos. Llora de felicidad, y sus ojos brillan acuosos como si la pena escapase de su alma, entre lágrimas. Ya no ríe, sólo llora. No tiene nada, no necesita nada, no quiere nada. Pero sus ojos sólo brillan entre lágrimas que me desgarran. Trozos de su alma que se aferran a mi vida, hasta diluirla en lágrimas que acompañan a las suyas.
Ni Aragón, ni Cataluña, ni Valencia son entidades anteriores a la Edad Media. Hasta 1163, con Alfonso II, no se distinguirá entre reino y corona de Aragón. En la Corona tendrán cabida todos los reinos, condados y señoríos que guardan algún tipo de dependencia con el rey aragonés. Esta existencia de diversas entidades autónomas en muchos aspectos, solo es entendible desde la expansión territorial a costa de los reinos musulmanes del sur. En esa expansión los nobles irán recibiendo tierras y beneficios. Expansión que acabará chocando con la realizada por el condado catalán. Con respecto a Cataluña, entrará a formar parte de la corona después del casamiento de Petronila (hija de Ramiro II de Aragón) con Ramón Berenguer IV, conde de Cataluña, quien, a pesar de ejercer como tal, no toma el título real. Durante el siglo XIII la Corona de Aragón continúa con su política expansionista hacía el norte, pero tras el Tratado de Almizrad de 1244 y la derrota de Pedro el Católico en Muret,
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