Por eso, en estos días en los que no me encontraré cerca de mi divina morada virtual, no puedo más que dejarle algunas de esas letras que llenaron de ritmo las calles, plazas y teatros de nuestra ciudad trimilenaria. Perdónenme los que, como yo, no gusten de eso. Pero escuchen lo que en ellas se canta, porque, entre otras cosas, podrán aprender Historia de España. O, porque no, la grandeza de nuestra Andalucía. Y como hay cosas hermosas y mundanas, que siempre merecerán tener su lugar. El miércoles volveré con ustedes. Sean lo que quieran en estos días, pero sean civilizados.
Por cierto, el relato ¡Lobos!, volverá la semana que viene.
Y que feo es el cartel de este año
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Abrazos