Tengo la suerte de llevar más de diez años trabajando silenciosamente en esta ONG para el Desarrollo, de la Iglesia Católica y de voluntarios, y es una de las cosas de las que me siento más orgulloso. Porque he visto los resultados del trabajo. He visto a niños que pueden ir a escuelas levantadas por sus padres. He visto hospitales, he visto talleres de formación para las mujeres, he visto como, desde hace 50 años, Manos Unidas enseña a pescar pero no da el pescado. Y he visto como siempre ha trabajado con cabeza.
Recuerdo una anécdota que me contó un voluntario de otra ONG (no diré cual): habían hecho un pozo en una aldea africana, porque el punto de recogida de agua más cercano estaba a 5 km. Sin embargo, las mujeres –que eran quienes recogían el agua- seguían yendo hasta allí. Cuando les preguntaron porque lo hacían respondieron “Por que ese camino es el único rato que tenemos para nosotras”. Y eso ocurre en otros muchos lugares, se hacen proyectos sin contar con las personas a las que van destinados. En Manos Unidas se aprendió hace mucho que ese no es camino: nosotros financiamos proyectos, sí, pero aquellos que nos son solicitados y cuyos destinatarios finales se comprometen a trabajar y mantener.
Por eso, ahora, estoy feliz y asustado. Feliz porque sé que con mi trabajo podré ayudar a muchas personas. Asustado porque es una responsabilidad grande, porque una de las labores principales –si no la principal de mi trabajo estos tres próximos años- es la concienciación social y la educación en valores como la solidaridad con los más necesitados. Y eso, en una sociedad profundamente capitalista, es difícil. Más aún en estos días y en Cádiz, donde la crisis económica y el aumento del paro nos convierten en la zona más al norte del Sur. Pese a todo, sé que desde cada parroquia, desde cada colegio y desde cada casa se aportará un grano de arena para conseguir un destino mejor. Porque Combatir el hambre es un proyecto de todos.
Comentarios
Se calcula que para acabar con la pobreza hacen falta unos 70 mil millones de euros, y a los gobiernos del primer mundo les parece una cifra muy elevada.
Sin embargo, a la hora de "rescatar" la economía y los bancos no han duda en aportar billones de euros.
Esta es la triste realidad.
PS: enhorabuena por el nuevo puesto.