Llegado el mes de agosto, y
aprovechando la celebración del Día de los Pueblos
Indígenas, trasladamos la
campaña “La Salud, derecho de todos: ¡Actúa!”
a la Tierra Indígena del Valle del Javari, situado en el Estado brasileño
de Amazonas, en la frontera con Perú. Se trata de una de las zonas de mayor
biodiversidad del mundo y la de mayor concentración de comunidades indígenas
aisladas, donde enfermedades como la hepatitis o problemas como el alcoholismo
están causando estragos en la población, no sólo por el aumento de la
mortalidad, sino porque estas dolencias,
antaño desconocidas, influyen en el estado anímico de las comunidades y
amenazan la conservación de tradiciones ancestrales.
Manos Unidas apoya en Brasil
numerosos proyectos centrados en la protección, la defensa y el desarrollo de
los pueblos indígenas. El que hoy nos ocupa se lleva a cabo en
ocho comunidades de indígenas Marubo y otras ocho de indios Kanamari, que
viven en la Tierra Indígena del Valle del Javari, segundo territorio indígena
brasileño en extensión, con una superficie que abarca 8,5 millones de hectáreas
en las que viven unas 5.000 personas, según
la Fundación Nacional del Indio (FUNAI).
Población diezmada
En algo más de un siglo, las
enfermedades, la explotación y los conflictos derivados del intento de
protección de sus tierras frente a las constantes invasiones y agresiones
externas, han diezmado la población
indígena de la región y continúan amenazando la pervivencia de pueblos como
los Marubo, Matis, Mauoruna, Kulina, Kanamari, Dpajá y Kulina-Arawá. y otros grupos
de indígenas que están voluntariamente fuera del contacto de la sociedad no
indígena.
En la Tierra Indígena del Valle del Javari se dan las
situaciones de salud más graves de todos los pueblos indígenas de Brasil. En los últimos once años la malaria, la tuberculosis
y, sobre todo, la hepatitis, han causado la muerte al 8 por ciento de la
población sin que las autoridades se hayan aplicado en mejorar la situación de
forma efectiva. Como consecuencia, cada año se ve incrementado el número de
hogares monoparentales –fundamentalmente con mujeres como cabeza de familia- con
bajos ingresos, y el número de niños huérfanos. Además, el miedo al contagio,
el luto y la baja autoestima, están terminando con los rituales, las fiestas y
otros eventos que contribuyen a la resistencia de estas comunidades.

De entre todos los pueblos del
Vale do Javari los Kanamari, que se
localizan en el Río Itacoaí, son los más vulnerables a estos impactos (abandonan
sus cultivos y van a la ciudad para buscar los beneficios que ofrecen los
programas asistenciales del Gobierno, pero terminan gastándolos en alcohol y
las jóvenes suelen estar expuestas a la prostitución). Por su parte, los Marubo reclaman una mejora de la
educación escolar indígena: gran parte de los profesores están enfermos y el
apoyo que reciben del Gobierno es muy escaso.
La Diócesis do Alto Solimões en colaboración con el Consejo Indigenista
Misionero (CIMI) lleva años denunciando la situación en que se encuentran
las comunidades indígenas del Valle del Javari y presionando a los responsables
públicos de la salud y la educación para que aporten soluciones. Hasta hoy lo
único que han obtenido ha sido la
callada por respuesta.
Manos Unidas está apoyando junto
con la Diócesis y el CIMI un proyecto de prevención e intervención en asuntos
relacionados con la salud. Además, se está trabajando en la mejora de la producción
agrícola, en el fortalecimiento y la capacitación de las organizaciones y los líderes
indígenas, en la mejora de la educación y en la revitalización cultural. Todo
ello a través de:
·
La realización de talleres de capacitación para
agentes de salud indígenas (sobre hepatitis, ETS, sida, tuberculosis y otras).
·
La organización de seminarios en las escuelas
(con la asistencia de profesores, padres y alumnos) sobre cómo prevenir las
enfermedades más reincidentes y el alcoholismo y las drogas.
·
El fortalecimiento de la medicina tradicional y
las prácticas culturales de cada pueblo.
·
Reuniones y capacitaciones con los líderes
indígenas de cada pueblo sobre derechos indígenas, políticas públicas y control
social.
·
La capacitación y formación de profesores y
líderes.
·
Los cursos de capacitación pedagógica para los
profesores Marubo.
·
La potenciación de la producción de los plantíos.
Con todo ello se habrá conseguido
el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población a través del
fortalecimiento de su cultura y sus conocimientos tradicionales y,
fundamentalmente, se habrá capacitado a estos pueblos para reclamar a las
autoridades su derecho a una atención pública en salud y en educación de
calidad.
Más datos sobre la salud de los indígenas
del Valle del Javari
- La malaria, la hepatitis (A, B, C y D –Delta-) y otras enfermedades
derivadas del trato con agentes externos, están presentes en todos los
pueblos y comunidades.
- Los niños menores de catorce años son las
principales víctimas del contagio por hepatitis. La prevalencia de esta
patología entre estos menores se sitúa en el 50 por ciento.
El índice de mortalidad infantil
era similar al de países como Afganistán (123 por cada 1.000 nacidos vivos en
2008) y cinco veces superior a la media nacional.
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