
Pero Terminator Salvation no tiene ninguna novedad. No nos cuenta nada nuevo. La historia queda vacía de contenido, apoyados en unos diálogos absolutamente prescindibles -tal vez está misma película basada en imagenes y miradas y unos pocos dialogos gane enteros-. Un mundo apocalíptico que, en ocasiones, parecía sacado de una película de serie B. Personajes que no son creíbles, un Conor convertido en héroe que no debe ser salvado pues es el salvador, y que me obliga a pensar en Neo. Y, a todo eso, se une la lamentable aparición en esta cuarta película del Gobernador de California.
Pero lo peor de todo es ver a un actor como Christian Bale reducido a mero rostro. El James del Imperio del Sol, el ser esquelético que causaba terror en el Maquinista con su sola presencia, parece dispuesto a recorrer los laberínticos caminos del remake de acción. Esperemos que este actor -que es algo más que un cuerpo para adornar carpetas de quinceañeras- recupere el pulso a su carrera y nos dé nuevas tardes de buen cine.
Porque, desgraciadamente, la generación de los Bale, Eduard Norton, Colin Farrell, Daniel Day-Lewis,... puede pasar con más pena que gloría por nuestras pantallas. Algunos de los actores más talentosos de los últimos tiempos que se ven abocados a la falta de idea de los guionistas y productores que parece que sólo son capaces de destrozar clásicos en nuevas y mediocres versiones.
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